Un misterioso asesinato ha conmocionado Manhattan. El martes fue hallada muerta de un brutal golpe en el cráneo Linda Stein, una mujer de 62 años cuyo nombre estuvo vinculado al auge y apogeo del punkrock en Nueva York y que, desde finales de los 70, se había reinventado y convertido en "la agente inmobiliaria de las estrellas".

La lista de sus clientes era inseparable de la de sus amigos. Elton John, Madonna, Sylvester Stallone, Latoya Jackson, Sting, Steven Spielberg y Harrison Ford estaban en su agenda. Por eso, se entiende que los famosos estén en estado de choque. Stein fue hallada sin vida en una piscina de sangre en su ático en la Quinta Avenida por una de sus hijas, la documentalista Mandy Stein --cuyo padrino es Elton John--. Aunque la policía creyó que se podía tratar de una muerte natural, cuando le quitaron la capucha del chándal observaron una profunda herida en la base del cráneo y la investigación derivó hacia la idea del homicidio.

INTERROGATORIOS Aunque el edificio tiene portero, ascensoristas y cámaras de seguridad, no hay pistas de momento. Ninguna entrada fue forzada y un periodista descubrió una puerta de servicio del edificio abierta. Siete obreros que trabajaban en la construcción Art Decó han sido interrogados. Con la trágica muerte de Stein Nueva York pierde a una mujer que formaba parte de su historia y su presente. Nacida en Manhattan y empleada en sus inicios profesionales como maestra, irrumpió en la escena pública tras casarse con Seymour Stein, vicepresidente de Warner Brothers, creador de las listas de Top 100 de la revista Billboard y fundador de Sire Records, el sello que lanzó, entre otros, a Los Ramones, Madonna, Talking Heads, B-52´s, The Pretenders y Depeche Mode.

Junto a Danny Fields se convirtió en mánager de la banda de Joey Ramone y su presencia era habitual en sus conciertos. Empezó a ser omnipresente en los epicentros de la escena cultural y social de Nueva York: desde el CBGB´s hasta Studio 54.

Su divorcio, a finales de los 70, le llevó a la reinvención y encontró su pasión en el mercado inmobiliario. Con su increíble agenda y un don para los negocios, pronto se convirtió en la primera agente cuyo nombre aparecía tantas veces en negrita en las páginas de celebridades como los de sus clientes.

Además, su condición única le hacía invitada habitual de las más elitistas galas, inauguraciones en galerías y tiendas de lujo, donde siempre solía asistir luciendo los labios pintados de color rojo intenso.