La cantante británica Amy Winehouse ha abandonado furiosa el hospital donde era tratada por un enfisema pulmonar, informa hoy el diario "The Sun". Winehouse "agarró una rabieta" horas después de su actuación, el pasado fin de semana, en el festival de Glastonbury, donde tuvo que defenderse con un puñetazo de un miembro de la audiencia que había intentado al parecer agarrarla del pelo.

Los amigos de la cantante temen que vuelva ahora a las drogas, según han comentado al periódico. Winehouse, de 24 años, fue internada hace dos semanas en un hospital londinense, del que salió el viernes para participar en el concierto de homenaje al ex presidente surafricano Nelson Mandela y actuar un día después en Glastonbury.

Un amigo dijo al periódico que los médicos no se habían opuesto a que saliese del hospital para esas dos actuaciones como era su deseo. En el escenario, Winehouse pareció disfrutar enormemente. Tenía mejor aspecto y mejor voz que otras veces, explicó ese amigo. Sin embargo, de regreso al hospital, el domingo, la cantante pareció sufrir un bajón y le dijo a su padre que se subía por las paredes y necesitaba salir de allí.

El padre comprendió entonces que tenía que atender sus deseos porque de otro modo, perdería todo control sobre ella, explicó el amigo de la cantante, según el cual aquél trata de cuidar ahora de que no le pase nada.

Mientras tanto, el mismo periódico publica una serie de cartas que atribuye al marido de Winehouse, Blake Fielder-Civil, actualmente en la cárcel en espera de juicio por obstrucción de la justicia, en las que éste, tras acusar a la cantante de engañarle con otros hombres, propone amor y drogas a una presa a la que nunca ha visto.

Ajena al parecer a todo ello, Amy Winehouse aprovechó el concierto de Glanstonbury para declararle una vez más su amor a su marido preso y abogar por su pronta puesta en libertad.