El exnúmero uno del tenis mundial Andre Agassi revela que su obsesión por la imagen le llevó a utilizar durante años peluca, lo que le provocó más de una mala pasada. ¿La peor? La que vivió durante su primera gran final, el Roland Garros de 1990 en París, contra el ecuatoriano Andrés Gómez.

La noche antes, la peluca empezó a deshacerse, así que el tenista hizo que su hermano Philly le consiguiera unos alfileres para sujetarla. Pero el estar tan pendiente de que la peluca no acabara por los aires provocó que perdiera el partido, según la revista People. De hecho, pidió a Dios literalmente "no ganar", sino que no se le "cayera la peluca", así lo revela en Open, su autobiografía, que publicará el 9 de noviembre.