Con un Oscar, varios Globos de Oro, un premio por sus acciones humanitarias, un marido como Brad Pitt y seis hijos, tres adoptados y tres biológicos, y una belleza de impacto, Angelina Jolie es el blanco perfecto para alguien como Andrew Morton, autor de biografías siempre polémicas. Antes de reciclarse en reina de las causas humanitarias y devota madre y esposa, ella misma había dado cuenta abiertamente de los aspectos más oscuros de su vida: su adolescencia gótica, sus relaciones con mujeres, sus estancias en instituciones psiquiátricas, y la mala relación con su padre. Lo que Andrew Morton hace ahora es establecer que el comportamiento salvaje del que Jolie hizo gala durante los 90 proviene de un trauma infantil provocado por la separación de sus padres. Cuando John Voight y Marcheline Bertrand se separaron en 1976 tras las continuas infidelidades de él, Angelina quedó a cargo de sucesivas niñeras, ya que, según explica Morton, su madre no quiso saber nada de ella por su gran parecido físico con Voight. Y continúa explicando cómo con el tiempo, madre e hija recuperaron su relación gracias a una educación muy permisiva que llevó a Jolie, por ejemplo, a perder la virginidad con 14 años en la cama de matrimonio de sus padres, con permiso materno. Y de ahí surgiría la femme fataleque tuvo numerosos romances en los que siempre intervino una tercera persona. Su atracción por el peligro es tal que, según explica Morton en el libro, no solo coqueteó con la heroína, sino que en una ocasión, llegó a contratar a un matón para que acabara con su vida.