¿Y el año que viene qué? Esa es la pregunta que se hacen en Lavazza tras haber tocado techo con el calendario 2009 que presentaron ayer en Roma en una fiesta de altos vuelos. Bendita preocupación. La empresa cafetera italiana, que se ha labrado una imagen pública glamurosa gracias a los almanaques que lleva editando desde 1993, ha contratado esta vez a Annie Leibovitz, la fotógrafa de las estrellas de Hollywood, para que ilustre el 2009 a su manera. Estampas sugerentes, algunas sensuales, hipnóticas, siempre bellas, sofisticadas y teatrales.

A Leibovitz, a la que Lavazza contrató tras andar persiguiéndola durante meses --su agente le sugería que no aceptara la oferta--, solo se le puso una condición. El hilo argumental del calendario debía ser la italianidad: historia, cine, moda, gastronomía... No le resultó difícil: "Lo italiano es universal", explicó. Ayer se presentó en sociedad el resultado del trabajo de la norteamericana. "Fue todo un desafío", aseguró, aunque reconoce que "un calendario te permite muchas licencias. Pude jugar y divertirme, dejar volar mi imaginación sin saber cómo iba a acabar", explicó a este diario.

Siete imágenes protagonizadas por cinco tops (italianas, por supuesto) en escenarios como la Fontana de Trevi, en un homenaje a la Dolce Vita de Federico Fellini, y el Coliseo de Roma, que sirve de telón de fondo a una loba amamantando a dos bebés, una recreación del mito del nacimiento de la ciudad.

Leonardo da Vinci es recordado en una versión femenina y cafetera de El hombre de Vitruvio (el círculo que rodea a la modelo es una taza), en la que es la imagen favorita de Leibovitz. La moda encuentra su espacio en el taller de Dolce & Gabbana, y la gastronomía, sobre un plato de espaguetis con vistas a la Toscana. La portada es para un icono de la cultura transalpina: las máscaras de Venecia, en este caso, en forma de taza.

Si el nivel de las fotos de Leibovitz está a la altura de su fama, la fiesta de presentación fue epatante. El año pasado tuvo lugar en el Palacio de Versalles con todo el boato que se le supone a los reyes (sirvió el café Ferran Adrià). Ayer fue en Villa Miani, una fabulosa mansión con vistas a la ciudad de Roma donde la firma cafetera montó una espectacular escenografía en cada sala. Con el lema Made in Italy, los montajes estaban inspirados en las fotos de Leibovitz y fueron maridados con la música del pianista Giovanni Allevi.