El Tribunal Supremo ha aguado las fiestas navideñas a Arantxa Sánchez Vicario. La tenista ha sido condenada a pagar 3,5 millones de euros en concepto de impuestos que la deportista dejó de ingresar a Hacienda con el argumento de que tenía fijada su residencia en Andorra, un país considerado un paraíso fiscal. El alto tribunal sentencia que la tricampeona de Roland Garros tan solo solicitó la residencia aunque nunca llegó a vivir más de 183 días en el principado de los Pirineos ni a tener su domicilio habitual en dicho país.

El fallo, que ha caído como un jarro de agua fría a Arantxa, que se disponía a vivir con ilusión las primeras fiestas navideñas de su hija, se refiere a los ejercicios de 1989 a 1993 y confirma la resolución dictada por el Tribunal Económico Administrativo Regional de Cataluña.

AVISO PARA NAVEGANTES La tenista barcelonesa presentó un recurso ante la Audiencia Nacional contra el fallo de los jueces catalanes, que fue desestimado. Como en las pistas de tenis, la pequeña de los Sánchez Vicario no se rindió y volvió a recurrir ante el Supremo, que no ha hecho más que confirmar lo que todos los magistrados que han visto el caso han dictaminado: que no solo nunca residió en Andorra, sino que tampoco tuvo intención de residir allí.

La sentencia es un aviso para navegantes, ya que sienta jurisprudencia. Otros deportistas españoles han fijado su residencia en países donde la fiscalidad es más flexible como Jorge Lorenzo, Fernando Alonso, Carlos Moyá, Dani Pedrosa y Carlos Sainz, entre otros. Rafael Nadal y Alberto Contador, en cambio, han decidido ajustar sus cuentas en España.

NUEVA VIDA La campeona española se retiró hace siete años del circuito profesional tras ganar 29 títulos, entre ellos cuatro torneos del Grand Slam, y unos 11 millones de euros solo en premios. Arantxa contrajo matrimonio el pasado año en segundas nupcias con José Santacana. El pasado 27 de febrero nació su primera hija, Arantxa. Ahora se dedica a dirigir un torneo de tenis en Barcelona y a cuidar de su pequeña.