Coco Chanel dijo de él que era el único auténtico couturier , ya que, a diferencia de sus contemporáneos, era capaz de diseñar, cortar, montar y coser un vestido de principio a fin. El vasco Cristóbal Balenciaga, considerado uno de los más influyentes creadores de moda del siglo XX, desarrolló su genialidad en Guipúzcoa, y París acabó por encumbrarlo como figura indiscutible de la moda. El libro Cristóbal Balenciaga. La forja del maestro (1895-1936) , de Miren Arzalluz (Editorial Nerea), permite descubrir la trayectoria vital y profesional del maestro de la aguja.

La obra recorre sus primeros 42 años de vida, desde su nacimiento en el seno de una humilde familia de pescadores hasta su marcha, motivada por el estallido de la guerra civil, a París. Cuando Balenciaga llegó a la capital francesa ya llevaba 20 años de actividad empresarial, con cinco tiendas en San Sebastián, una en Madrid y otra en Barcelona. El diseñador vistió a las reinas María Cristina y Victoria Eugenia y a la nobleza que veraneaba en el País Vasco.

La autora desvela sus inicios a la sombra de su madre, Martina Eizaguirre, una modista con la que aprendió a coser y con la que intimó con los marqueses de Casa Torres. El guardarropa de la marquesa fue clave en sus creaciones, ya que le acercó a los diseños de las grandes firmas. Balenciaga contó con el apoyo familiar para llevar adelante su empresa. Su madre lo siguió allá donde abría un taller, y sus hermanos, Agustina y Juan, le ayudaron a gestionar una empresa de 500 trabajadores que llegó a hacer 300 vestidos al año.

La publicación desmitifica las historias románticas creadas entorno a los orígenes humildes del modisto a través de información inédita, de fotografías, bocetos, cuadros y prensa, y reconstruye también la época en la que la realeza veraneaba en las playas de San Sebastián.

El estilo de Balenciaga pasó por diferentes etapas, desde la línea tonneau (caderas acentuadas) a las faldas globo, los quimonos, las túnicas y el estilo baby-doll . En la presentación de libro, la autora, Miren Arzalluz, destacó que "el genio creativo" de Balenciaga estuvo impregnado de "las influencias artísticas y los recursos estilísticos" adquiridos en su tierra natal.