Xiong Gaowu es un barbero callejero que lleva casi cuatro décadas ejerciendo en las calles de Chengdu, la capital de la provincia suroccidental de Sichuán. A sus 62 años, es ya 'cinturón negro' en el arte de usar la navaja de afeitar. Pero su habilidad no solo consiste en rasurar barbas, él también sabe de una técnica milenaria: el lavado de ojos con cuchilla.

La habilidad de Xiong con la navaja no es apta para todos los públicos (y, avisamos, el vídeo que acompaña esta pieza, también puede herir algunas sensibilidades).

"Debes ser gentil, muy, muy gentil", explica el barbero al borde de la carretera en Chengdu donde raspa párpados.

Sus clientes solo tienen buenas palabras para él y sus 'peelings', confían plenamente en sus manos.

"No, no es peligroso", asegura Zhang Tian, de 68 años. "Siento que mis ojos están más frescos después del afeitado y me siento más cómodo", asegura tras finalizar su sesión.

A 10 euros la sesión

Xiong Gaowu explica que aprendió la técnica en la década de los 80 ("fue muy difícil al principio, pero luego se convirtió en algo muy sencillo"), y que atiende una media de ocho clientes a la semana. Su tarifa es de 80 yuanes (unos 10 euros).

La técnica del rasurado parece desbloquear las glándulas sebáceas que hay bajo el párpado, según confirma Qu Chao, una oftalmóloga que trabaja en un hospital cercano a Chengdu. Al parecer, cuando las glándulas están taponadas se siente el ojo más seco e incómodo. Pero el afeitado puede ser peligroso si el instrumental no está perfectamente esterilizado, advierte Qu.

"A mí me da miedo hacerlo", explica con una mueca de espanto He Yiting, de 27 años, mientras observa trabajar a a Xiong.