Lo de apretarse el cinturón en tiempos de crisis no va ser exclusivo del común de los mortales. Las medidas de contención del gasto también han salpicado a algunas monarquías europeas como la belga, que este mes se ha enterado de que sus asignaciones van a menguar. En Suecia, miles de compatriotas de la princesa Victoria se han movilizado en Facebook para rechazar la financiación pública de su boda con Daniel Westling, prevista para el 19 de junio del 2010. El portal ha reunido 28.000 firmas en contra de abonar el importe del enlace.

El Parlamento belga ha decidido por consenso que solo el heredero al trono, la viuda o el viudo del jefe del Estado tendrán derecho a una partida económica pública, lo que dejará fuera de las subvenciones a otros miembros de la familia real, como los dos hijos menores de los reyes belgas, Astrid y Laurent.

PENSION VITALICIA La comisión parlamentaria belga, denominada Donaciones de la Familia Real, ha llegado a la conclusión de que es necesario reducir el número de miembros de la casa real que se beneficien de las arcas del Estado y critican, por excesiva, la partida que va a parar a los bolsillos de la reina Fabiola, viuda de Balduino, que recibe una pensión vitalicia de 1,6 millones de euros anuales.

El debate que se plantea ahora es cómo y cuándo llevar a cabo las medidas. La comisión espera presentar sus trabajos en abril o mayo para que el Gobierno diseñe la proposición de ley. De todas formas, ni Astrid ni Laurent van a morirse de hambre.

La primera está casada con el archiduque Lorenzo de Austria y tiene cinco hijos. El marido de la princesa se gana muy bien la vida como miembro de varios consejos de administración y como gestor de inversiones en un banco. Mientras, el hijo menor de Paola y Alberto, Laurent, lo tendrá más difícil. El príncipe recibía más de 300.000 euros de los fondos públicos.