El veterano cineasta Luis García Berlanga ha firmado momentos cumbres de la cultura española, pero es alérgico a los homenajes. El siempre insatisfecho director valenciano, sin embargo, realizó ayer una excepción. La ocasión lo merecía. Madrid inauguraba un nuevo cine, propiedad de la SGAE y bautizado con su nombre: sala Berlanga.

El autor de obras que hoy están consideradas como clásicas e inmortales --¡Bienvenido Mister Marshall!, Plácido, El verdugo -- apareció en su silla de ruedas. Berlanga es un hombre que ha dirigido como Dios, pero ahora, a punto de cumplir 89 años, está lleno de goteras.

Era la primera vez en mucho tiempo que el cineasta aparecía en público. La última fue hace dos años, cuando depositó su legado en el Instituto Cervantes. Tanto la ministra de Cultura, Angeles González-Sinde, como el director general del Instituto de la Cinematografía, Ignasi Guardans, arroparon con su presencia al homenajeado.

´POR LA GRACIA DE LUIS´ Tampoco faltaron a la cita los cantantes Ana Belén y Víctor Manuel, así como los directores José Luis Borau, Manuel Gutiérrez Aragón y Juanma Bajo Ulloa. Tras dar la bienvenida a Mister Berlanga, los invitados ocuparon sus butacas. En la sala se proyectó Por la gracia de Luis, dirigida por José Luis García Sánchez. Más que un documental, la película es una verbena en la que "se pegan por salir" en pantalla Concha Velasco, Juanjo Puigcorbé, Juan Manuel Galiardo y otros actores que han rodado a las órdenes del maestro valenciano del celuloide.