Los paparazis han vuelto a dar la campanada en Palma. Un fotógrafo captó la semana pasada a Letizia en biquini. No es la primera vez que un objetivo se posa sobre su cuerpo en traje de baño, ya que el año pasado, las agencias Korpa y Europa Press consiguieron captar unas imágenes de la Princesa en actitud cariñosa con la Reina que se vendieron por 300.000 euros. En esta ocasión el que se ha llevado a su alteza al agua ha sido Teleobjetivo, con el reportero Antonio Montero con aletas, bañador naranja y una maleta acuática encaramado en una roca de Cabrera como protagonista.

Los reporteros del corazón no se rinden y, aun en una época de crisis que para ellos empezó antes que para el resto, siguen intentando sobrevivir a veranos de mala vida. En julio, decenas de ellos llegaron a la isla con el nombre de Letizia en la cabeza y un reto: lograr fotos de más calidad que las del año pasado, que se hicieron a un kilómetro de distancia y no permitían ver con nitidez la figura de la Princesa.

Durante sus vacaciones en Palma, la familia real intenta zafarse de los fotógrafos en la cala Santa María, una de las mejores del parque natural de Cabrera, cuyas aguas tienen unas normas de navegación tan estrictas para el común de los navegantes como laxas para los inquilinos del Fortuna . Además del resguardo que le confiere la escarpa del terreno, en esa cala paradisiaca el yate está vigilado, como mínimo, por la fragata que habitualmente la escolta, tres lanchas y los ojos avizores de los agentes que otean permanentemente desde lo alto de Cabrera.

Acercarse al barco es misión casi imposible, pero un año más los paparazis lo han logrado. "Llegamos en lancha hasta la cueva Azul de la isla, me tiré al agua con aletas y una maleta acuática en la que llevaba las cámaras, y después de una hora nadando me encaramé en una roca desde la que podía alcanzar el yate", explica Montero. El resultado, tras una hora, es una serie de fotos, a 500 metros de distancia, de la Princesa en biquini, la Reina en bañador, el Príncipe con aletas y gafas de buceo, Leonor y los invitados del día, Alia de Jordania y su marido.

Montero estuvo haciendo fotos hasta que una zodiac que iba costeando le interrumpió. Los agentes le pidieron la documentación y el reportero les invitó a dársela en la Colonia Sant Jordi (Palma), donde tenía su coche. Le acompañaron y se interesaron por saber si, además de fotos, también había hecho un vídeo, ya que llevaba una cámara de ese tipo en la maleta. El reportero respondió que no, pero aun así quisieron comprobarlo. Montero no había mentido, pero lo que sí pudieron ver son unas imágenes en las que el fotógrafo

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