A los 64 años, Françoise Hardy ha decidido poner negro sobre blanco una vida marcada por la canción y su amor incondicional por Jacques Dutronc. En la biografía que saldrá a la venta mañana bajo el título Le Desespoir des signes...et autres bagatelles --un juego de palabras con el nombre de un árbol de París-- la musa de los años 60 desnuda su alma: desde su particular infancia como hija de madre soltera hasta las infidelidades de su marido con la gran Romy Schneider.

La cantautora que fuera descrita por Mick Jagger como "el ideal femenino" no ha vivido precisamente un cuento de hadas con el seductor Dutronc. Sin embargo, describe el romance del artista francés con la actriz que encarnó a Sissí casi como un accidente inevitable.

Hardy cuenta cómo en una cena con el equipo de Andrezj Zulawski para preparar el filme Lo importante es amar , la informaron de que, "en cada rodaje, Schneider necesitaba enamorarse, fuera del director o de su compañero de reparto". "Descartado Zulawski por estar recién casado con una bella actriz, y Fabio Testi --el otro protagonista masculino-- por no ser del gusto de la actriz, la tarea recaía en Jacques. Estaba descompuesta", explica la autora de Le temps de l´amour .

Hardy no ahorra detalles sobre sus noches en blanco incapaz de abandonar al hombre que ama. En una de esas noches llamó a Dutronc por teléfono y escuchó al otro lado la voz "inconfundible" de la legendaria actriz. "Ese día decidí responder favorablemente a los ojos tiernos que me ponía un gran artista italiano por el que no sentía otra cosa que admiración", confiesa.

"NADA CAMBIO" Esto ocurría en 1974, un año después del nacimiento de su hijo en común con Dutronc, Thomas, hoy cantautor de éxito en Francia. Thomas --apuesto como sus padres-- ha cantado a dúo con su madre algunas canciones de los dos últimos discos de Françoise. "Después de la maternidad volví a casa con nuestro retoño ..., pero nada cambió. El siguió viviendo en su casa y me visitaba unas tres veces al mes, si estaba en París", relata.

La cantautora se libera en un ejercicio sincero y sin resentimiento. "Ha sido un privilegio ser amada por alguien tan particular", declara al diario Le Parisien . "Cuando se depende sentimentalmente de alguien que no está disponible, ¡estás obligado a esperarlo!", se justifica Hardy, casada con Dutronc en 1981 por "razones estrictamente fiscales".