A la zaga de su chica, la actriz

Gwyneth Paltrow, que conserva el buen castellano aprendido durante sus estíos en Talavera de la Reina, Chris Martin y su banda, Coldplay, han decidido este verano hacer una profunda inmersión en lo spanish para dar forma y color a su nuevo disco. Estos días el cuarteto británico anda grabando en Barcelona, "de iglesia en iglesia", entre santos y arcángeles, testigos mudos de su discreta presencia en la ciudad.

Nada que ver con la parafernalia del otro ilustre visitante, con el que difícilmente se toparán, pues no es el de cineasta de Manhattan hombre de católicas confesiones. "La música y las letras de nuestro cuarto trabajo han empezado a reflejar la fuerza de la temática hispana; las vistas, sonidos y sabores de Latinoamérica y España han ido influyendo en este álbum", adelantan los músicos británicos en su web.

Los autores de Parachutes , el disco que les lanzó a la fama en el 2000, otearon este año los cielos de Argentina, Chile, Brasil y México. Buscaban inspiración para el álbum que está previsto que salga a la luz en el 2008.

Tras el rastreo latinoamericano, finalmente fue Martin, hombre comprometido y adalid del comercio justo, quien sugirió grabar el disco en España. Y, es un decir, como no quería ser menos que su famosa mujer --que el pasado otoño grabó en la ciudad del apagón las chispeantes burbujas Freixenet--, el vocalista eligió también Barcelona para lo suyo: una grabación que, en sintonía con los escenarios de culto que la acoge, se anuncia comedida: "Viajamos muy ligeros, con una guitarra acústica, un par de micros, un ordenador y algunos cascos", explica el cuarteto.

También en el ciberespacio dan fe de sus experiencias místicas durante su peregrinaje de parroquia en parroquia: "Nos instalamos donde podemos: frente a un altar, bajo el púlpito... Hemos estado tocando a los pies del arcángel. Es una escena extraña: una ristra de santos miran abajo impasibles a cuatro miembros de una banda, colocados alrededor de un micro, cantando juntos muy alto mientras los acordes de las guitarras grabadas reverberan en toda la iglesia".

Los británicos discrepan de los topicazos de la España de toros y pandereta: "No habrá ni maracas ni castañuelas, pero sí estarán las vibraciones y el colorido que son más propios de Buenos Aires y Barcelona".