Lo que parecía sólo un rumor, se ha confirmado. Los duques de Lugo no han podido superar la crisis de su matrimonio, que tiene su origen en la enfermedad de Don Jaime, un ictus que le cambió la vida y el carácter. Lo han intentado, tanto la Infanta Elena como el propio Don Jaime, pero al final ambos han tenido que tirar la toalla y aceptar lo irremediable: mejor separados que juntos. Lo que empezó como un cuento de hadas, ha tocado a su fin. No sé si don Jaime no hubiera enfermado, esta noticia que hoy comentamos se habría producido, es posible que sí, pero eso agravó la relación. Son tan diferentes, que mientras a él le gusta la vida social, la Infanta huye de todo el protagonismo que no sea al que le obliga su estatus social. Mientras a él le gusta la noche a ella el dia y así suma y sigue. Me consta que la ruptura se ha llevado a cabo después de mucho pensarlo, de mucho pensar en las consecuencias que para la corona podía tener una separación como ésta. Los primeros en saber de sus desavenencias sentimentales fueron los Reyes, y como padres que son les pidieron calma, que se lo pensaran bien antes de dar un paso del que podrían arrepentirse más tarde. Todo estaba pensado pero se dieron una nueva oportunidad sabiendo que no habia vuelta atrás. Y no la había desde el momento en que la Infanta Elena decidió construir una casa para ella y sus hijos, fuera de la vorágine de Madrid, por muy en la milla de oro que vivan. Fue Teresa Campos la primera que adelantó lo que hoy ya está en boca de todo el mundo. A ella hay que concederle la primicia por más que esta haya tardado en llegar a las redacciones. Hace unas semanas con motivo de la fiesta de la revista Telva a la que asistieron los duques de Lugo, intuí que algo estaba pasando, algo importante, el brillo en la mirada de la Infanta la delataba, igual que la delató cuando asistió a esa misma cena hace años, pero recién enamorada de don Jaime. La otra noche estaba altiva y distante, con el pelo recogido, muy segura de sí misma. Primer cambio importante, mientras el duque permaneció serio y ausente durante el tiempo que duró la cena. Es lógico que los hijos se los quede la Infanta, que se vayan a vivir con ella a esa nueva casa que le ha decorado Jaime Fierro y que está a punto para ser habitada por Doña Elena y sus hijos. Don Jaime se quedará en el ático que tienen en el barrio de Salamanca, de Madrid, uno de los más elitistas y que él había decorado con mimo y mucha ilusión. A partir de hoy para ambos empezara una nueva vida, una vida que esperamos les llene de tranquilidad y felicidad.