El hombre que desempolvó el legado de Balenciaga, Nicolas Ghesquière, conquistó ayer el Premio internacional Aguja de Oro, la condecoración más veterana que se concede en España y que este año ha sido asumida por el Ministerio de Cultura. El jurado --compuesto por diseñadores, periodistas y modelos-- ha decidido galardonar al diseñador francés por su "apuesta por la modernidad y vanguardia tanto en los materiales como en los conceptos". Lo mismo que, en su día, hizo el maestro Balenciaga.

El Premio Aguja de Oro fue institucionalizado en 1981 por María Rosa Salvador, de cuya mano vinieron a España los grandes nombres de la moda internacional, como Givenchy o John Galliano. El galardón no tiene dotación económica, pero sí un gran prestigio ya que su objetivo es distinguir al creador "más destacado por su originalidad y calidad de sus obras".

UN CREATIVO MUY JOVEN A pesar de tener solo 36 años, el director creativo de Balenciaga está acostumbrado a los reconocimientos por su trabajo. El año pasado, fue elegido por Time como una de las cien personas más influyentes del mundo y en el 2000 fue galardonado con el premio Diseñador de Vanguardia.

En esta ocasión, el jurado del Aguja de Oro ha considerado que Ghesquière ha reeditado las formas y los volúmenes propios de los años 80 y ha matizado su colorido. "Sus prendas --añade el comunicado enviado ayer por Cultura-- son como puzzles que se descomponen en infinidad de patrones". Ghesquière fue un niño prodigio. Con 15 años ganó una beca para aprender el oficio y se trasladó a París, donde tras cinco duros años vio cumplidos sus sueños al obtener un puesto de ayudante de Jean Paul Gaultier. En 1995 entró en la casa Balenciaga y dos más tarde fue nombrado director creativo.