El veterano tenor español Plácido Domingo recibió ayer el mayor premio en metálico del mundo de la música clásica: un millón de dólares (unos 680.000 euros) del premio Birgit Nilsson. Los reyes Carlos Gustavo y Silvia de Suecia presidieron el acto, una gala en la coqueta Opera Real de Suecia donde Birgit Nilsson, la gran soprano fallecida en el 2005, había debutado hace 63 años y donde había actuado en 400 ocasiones.

Domingo no recibió un cheque, como se estila en EEUU, sino un diploma y una estatuilla de bronce dorada que representaba a la cantante sueca, a la que reverenciaba. El tenor confesó que, de todos los premios que ha recibido, este es el más importante. Primero, por "venir de una colega", y después por ser "comparable al Nobel" por la enorme dotación económica.

ESTRECHA RELACION Nilsson, nacida en 1918, fue un icono entre las intérpretes de Wagner, Strauss, Puccini y Verdi que se retiró de la escena en 1982. La soprano tenía en gran estima a Domingo, con quien actuó en varias ocasiones, por su forma de cantar, su capacidad de dirigir y su humanismo, y "quería que el honor fuera para él como uno de los más grandes cantantes de todos los tiempos", recordó el presidente de la fundación de la soprano, Rutbert Reisch. La artista estableció antes de morir un legado para crear estos premios, que se nutren de los intereses que genera su herencia. Ayer se entregó el primer galardón. Nilsson quiso que fuera Domingo el primero en recibirlo.

"El hecho de que fuera ella la que me eligiera a mí para ser el primer premiado es algo que me llena de emoción", dijo ayer el cantante, recién llegado de Alemania, donde está preparando una producción operística. Domingo recordó que, pese a haber cantado en pocas ocasiones con Nilsson --Turandot y Tosca en escena y Oberon , de Carl Maria von Webber, en disco--, entre ellos siempre hubo una gran admiración. Ambos compartían su visión de la música. "Eran almas gemelas", señaló Reisch. Domingo recordó que siempre soñó con cantar Tristan e Isolda con Nilsson, algo imposible ya que, cuando el tenor empezó a interpretar roles wagnerianos, ella se retiró. Les separaban 20 años. "Recuerdo que cuando trabajamos por primera vez en la Arena de Verona, hace 40 años, ella me veía como a un jovencito con muchas ganas de aprender y aprovechar la oportunidad de cantar con ella", dijo el tenor.

Domingo destinará parte del dinero del premio a Operalia, concurso creado por él en 1993 y destinado a los jóvenes cantantes que en su primera edición recayó en Nina Stemme, una soprano sueca que ayer interpretó Libestod , la canción más bella de Tristán e Isolda , de Richard Wagner, que era uno de las preferidas de Nilsson.

"Pienso instaurar una nueva categoría en Operalia destinada al mejor cantante de Wagner", declaró Domingo. La cantidad que destinará es aún un misterio. "A Plácido se le ha ocurrido esto hoy mismo", explicaba su esposa, Marta, tras la ceremonia, a la que siguió una cena de gala en el Ayuntamiento de Estocolmo. "Seguro que Birgit sabía que lo destinaría a los jóvenes cantantes", dijo el tenor.