Diagnóstico, hospitalizaciones, quimioterapia, el pelo cortado al cero ante las cámaras, el llanto desgarrado ante un final que se acerca. Jade Goody, 27 años, la reina de los reality shows británicos, está vendiendo a golpe de exclusiva el cáncer terminal que acabará pronto con su vida.

Famosa desde que en el año 2002 participara en Gran Hermano, Goody ha decidido hacer de su muerte, filmada en televisión y narrada cada día en los periódicos, un lucrativo espectáculo, para dejar dinero a sus dos hijos, Bobby, de 5 años, y Freddie, de 4. Desde el momento en que supo que padecía un cáncer de útero, la antigua auxiliar de dentista se puso en manos del reconocido relaciones públicas Max Clifford. La enfermedad de quien ha conseguido millones de libras contando amoríos, dietas, operaciones de cirugía, partos y vacaciones, parecía un truco para recobrar el favor de la audiencia. Goody había visto cómo su popularidad se hundía hace dos años por unos comentarios racistas sobre la actriz india Shilpa Shetty, que rozaron el incidente diplomático.

BODA Y BAUTIZO DOBLE El show, sin embargo, se transformó en tragedia la pasada semana, cuando los médicos anunciaron que el tratamiento no había funcionado y la enfermedad se había extendido irreversiblemente. La exhibición sin pudor de una agonía, con millones de ciudadanos convertidos, en muchos casos, en espectadores forzosos, roza lo esperpéntico. El pasado fin de semana Goody era fotografiada en silla de ruedas saliendo del hospital con su novio, que acaba de salir de la cárcel, para comprarse un traje de novia. La boda y el bautizo de sus dos hijos tendrá lugar este fin de semana en Essex, con 100 invitados. La revista OK! Magazine y un canal de televisión han pagado 1,2 millones de euros por la morbosa exclusiva. "Sí, es cierto, estoy haciendo esto por dinero, para que mis hijos, si yo desaparezco, no tengan la infancia de droga y miseria que yo he conocido", ha declarado la enferma, cuya actitud alabó el primer ministro británico, Gordon Brown, optando por la vena populista: "Creo que cada cual tiene su propia forma de enfrentarse a su problemas y su determinación para ayudar a su familia, es algo que debemos aplaudir".