Ferran Adrià quería brindar ayer por el acuerdo que había alcanzado con Telefónica para convertirse en socios durante los próximos cuatro años. "Un día muy importante para la cocina", explicó. Por el tamaño del partner , una multinacional gigantesca (la primera compañía internacional integrada de telecomunicaciones por número de clientes), y sobre todo, por el tipo de empresa: "Justo lo que buscaba, un socio tecnológico". Durante este cuatrienio, la marca de telefonía le ayudará a sentar las bases de la fundación en que se convertirá el restaurante Bulli a partir del 2014. A cambio de la ayuda de Telefónica, el cocinero será embajador mundial de la firma.

"Hoy por ayer comienza realmente el nuevo Bulli. Es la confirmación de un proyecto sobre el que algunos se mostraron escépticos. Ahora ya saben que haremos algo grande, algo único", explicó Adrià.

Con la ayuda de Telefónica, las posibilidades se multiplicarán. ¿Se verá cómo hacer una esferificación en tres dimensiones? ¿Se podrán oler los platos a través de los ordenadores? "No, no --responde--. Faltan tres años para que la fundación eche a andar y para entonces la tecnología habrá evolucionado mucho, pero queremos dar la información de nuestro trabajo minuto a minuto. Lo más importante será la agilidad, que funcione; queremos transmitir conocimientos, no dar espectáculo".

A cambio del apoyo de Telefónica, Adrià se convierte en embajador de la marca y deberá estar presente en varias actividades en todo el mundo (Miami, Nueva York, Londres...) basadas en creatividad y nuevas tecnologías: cursos de formación creativa, encuentros con directivos y clientes, y conferencias.