Por el Palau Nacional, donde se entregan los premios Botón Mango, aparecen el presidente de la Generalitat, José Montilla; su rival de CiU, Artur Mas; el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu; y su oponente del partido nacionalista, Xavier Trias para compartir cena con Scarlett Johansson. Aunque la diva no vota, la cuestión es charlar con ella.

Hereu fue el primero en abordarla, mientras ella cataba el champán antes del ágape y departía con Jean Paul Gaultier, presidente del jurado de los galardones. El político se interesó por su visita a la ciudad. "Me ha hecho ilusión volver", le respondió la intérprete, de 25 años.

Mas se presentó minutos después. "Una chica muy agradable, no parece que se le haya subido a la cabeza el éxito", fue su primera impresión. No mentía, ya que se sentó junto a ella en la cena y, tras unos minutos en los que les costó romper el hielo, no pararon de charlar ante la mirada de su esposa, Helena Rakosnik. "¿Mi mujer celosa? ¡Pero si podría ser mi hija! De hecho, tengo una hija de la misma edad", declaró el nacionalista.

El candidato de CiU a la presidencia de la Generalitat le estuvo instruyendo sobre "la estructura política de España". "Le he comentado que nos parecemos mucho a EEUU, con comunidades autónomas que son similares a los estados federales, cada uno con sus leyes y sus governors ". Johansson le habló de lo mucho que le gusta Obama; él, de sus aspiraciones políticas. "Si vuelves por aquí y soy el governor de Cataluña, llámame", bromeó Mas.

Montilla, que había llegado tarde, se sentó a cenar delante de Johansson y Mas. No cruzó palabra con la diva; su rival se la había robado. Tras la cena, con Andic como traductor, el president habló con ella de Barcelona. El, hierático como siempre, exhibió algo parecido a una sonrisa. Ella le dio dos besos y le pasó la mano por la espalda para posar para una foto. No lo sabía, pero estaba palpando al actual governor .