Los hijos de Diana de Gales están satisfechos con el veredicto de la investigación judicial sobre su muerte. Guillermo y Enrique emitieron un comunicado agradeciendo la colaboración del jurado; el juez especial que ha llevado el caso, Scott Baker; los testigos y "los que lucharon desesperadamente por salvar la vida de nuestra madre aquella trágica noche". Los príncipes esperan que la sentencia, que culpa del accidente al chófer, Henri Paul, y a los paparazis que seguían a Diana, ponga fin a 10 años de tramas conspiratorias.

Pero el multimillonario Mohamed al Fayed no acepta la decisión del tribunal, y su equipo estudia nuevas opciones legales "porque no se ha tenido oportunidad de escuchar todo lo que pasó", señaló ayer Michael Cole, portavoz de Al Fayed.

Si sigue en su empeño de demostrar que su hijo y la princesa fueron asesinados por los servicios secretos británicos por orden de la familia real, Al Fayed tendrá la oposición del primer ministro, Gordon Brown. "Creo que los príncipes Guillermo y Enrique han hablado en nombre de todo el país cuando dicen que es hora de poner fin al caso", señaló. Con ellos coincidió Trevor Rees, el guardaespaldas que sobrevivió al accidente.

La imagen del antiguo sirviente de Diana, Paul Burrell, ha quedado destrozada después de que el juez le acusara de mentir en la vista. Burrell se negó a volver al tribunal, temiendo ser procesado por perjurio.