Excitación en el telehipódromo: la letra del himno de España que se ha inventado Marta Sánchez ha causado un entusiasmo colosal. Algunas damas de Amigas y conocidas (TVE-1) vibraban de emoción. En particular Isabel San Sebastián. Exclamaba: «Es fantástica. Sublime. Me identifico. Después de esto, ¡a ver cuándo volverán a contratar a Marta en Catalunya o en el País Vasco! ¡Cuando las ranas críen pelo!». O sea, aprovechando para arrear a los díscolos nacionalistas, como era de esperar. En Al rojo vivo (La Sexta), la agitación era de otra clase. Clave irónica. Con sentido del humor. Le decía Ferreras a Cristina Pardo: «Creo que Rajoy se ha puesto como una moto». Y Cristina pespunteaba: «Sobre todo Esteban González Pons. Vive en Bruselas, tiene morriña y dice que el himno sin letra no le producía lagrimones». Apareció luego el propio González Pons en pantalla y se alegraba de que el himno ya tuviera letra porque así podía llorar más al escucharlo. Y advirtió que ya ha pedido públicamente en Change.org que Marta lo interprete en la final de la Copa del Rey, «como hacen los de la Super Bowl». Hombre, lo de que un himno con letra desborda la emoción y te hace llorar más, es opinable. La ventaja de un himno sin letra es que lo puedes adornar con los versos que te dé la gana. La versión que hicieron en El intermedio del tema de Los Manolos, Amigos para siempre desde Huelva a Cadaqués, fue muy ingeniosa y celebrada. Aquí lo tremendo es que la ocurrencia letrística de Marta Sánchez sea utilizada como arma arrojadiza en esta guerra que hay montada. A nuestro canario flauta Papitu, que de música sabe un rato, los himnos patrióticos no le gustan nada. Al oírlos, llora. No de emoción como González Pons. Llora por todo lo contrario.

EL IMÁN .- No he visto en el 30 minuts (TV-3) sobre el imán terrorista de Ripoll ninguna base o dato probatorio que avale las sospechas de terrorismo de Estado que se insinúan desde algunos ámbitos del processisme nostrat. Advirtieron que tenía contactos con el CNI y lanzaron una pregunta al aire: «¿Seguía colaborando con los servicios de inteligencia españoles mientras preparaba al atentado?». Pero el documental no aclara este interrogante. Celebro que no se hayan lanzado a la aventura especulativa. El caso del imán Es Satty está bajo secreto de sumario. La prudencia aconseja esperar.