Hollywood no es, ni mucho menos, inmune a la crisis económica que sacude al mundo. Aunque la venta de entradas en Estados Unidos se mantiene al alza, las arcas de los grandes estudios también pasan sus apuros. Los grandes bancos y los fondos de inversión de alto riesgo de Wall Street están abandonando el barco. Son los mismos que del 2005 al 2008 destinaron a Hollywood más de 11.000 millones de euros. Las ventas de DVD no dejan de caer. Y en medio de esta crisis, los más castigados por la nueva realidad son las estrellas y sus desorbitados salarios.

"Los días en que una estrella conseguía lo que quería y su sueldo subía por las nubes, esos días se han acabado para todo el mundo", ha declarado Eric Gold, productor y mánager de Jim Carrey, a The Wall Street Journal, donde otro agente, desde el anonimato, aseguraba que los recortes empezaron hace seis meses.

NUEVA FORMULA No es que los grandes nombres vayan a dejar de sumar ceros en sus cheques, sino que lo harán de otra manera. Lo que cambia radicalmente es una fórmula que empezó a emplearse hace años por la que los intérpretes cobraban un porcentaje de los ingresos de la película, en algunos casos de hasta el 20%, desde el primer momento en que un espectador pasaba por la taquilla. La táctica que ahora gana vigencia en Hollywood no elimina esas participaciones en los beneficios, pero los artistas solo las cobrarán cuando los estudios hayan recuperado todo lo invertido en la película.

Entre los primeros en verse afectados están Harrison Ford, por Morning Glory, y Steve Carrell, por Dinner for Schmucks, ambas de Paramount; Ridley Scott y Russell Crowe, por su proyecto sobre Robin Hood para Universal, y Nicolas Cage, que rueda estos días en Brooklyn la versión de carne y hueso de El aprendiz de brujo para Disney.

Así, es poco probable que se reproduzcan casos como el de Julia Roberts, que cobró 20 millones por Duplicity, una película que costó 60 y que en la taquilla no recuperó ni la mitad. Y últimamente se ha dicho que Scarlett Johansson y Mickey Rourke han recibido ofertas de un cuarto de millón de dólares por participar como viuda negra y villano en la segunda entrega de Iron Man, un más que probable taquillazo. La cifra no es despreciable, aunque no es, ni de lejos, lo que se habría pagado hace un año.

Un agente explica, en el blog de The Daily Beast, que están recortando también otros "beneficios" para las estrellas, como el uso de aviones privados de los estudios. "Es como si no hubiera reglas. Y si un actor pone mala cara, los estudios dicen que acudirán a otra opción".