Cuando hace un año vio en los quioscos el número de la revista Vanity Fair con la fotografía que le había hecho Annie Leibovitz, Miley Cyrus, más conocida por niños y preadolescentes como Hannah Montana, puso el grito en el cielo. La estrella teen más fulgurante de la factoría Disney, que contaba entonces 15 años, aparecía semidesnuda, cubierta por una sábana de satén, con pose sugerente y los labios pintados con encendido carmín.

El revuelo entre los padres de sus jóvenes fans fue tal que la actriz y cantante se vio obligada a emitir un comunicado disculpándose y confesando estar "avergonzada". Disney hizo lo propio, temerosa de acabar de forma prematura con la gallina de los huevos de oro.

Pasado un año, la polémica se repite. Esta vez a raíz de su actuación, el mes pasado, en la gala de los premios Teen Choice, donde es el público más joven quien premia a sus ídolos. La estrella, vestida con unos escuetos shorts, se arrancó a bailar apoyada en una barra de estriptís.

Demasiado riesgo y provocación para una adolescente cuyos fans se cuentan por miles tanto en colegios como guarderías. Los realizadores de la cadena de televisión Fox optaron por enfocar la cara de Cyrus mientras bailaba. Solo más tarde, cuando aparecieron las fotografías, se pudo ver lo que ocurrió en realidad. La casa madre, Disney, ya se ha desmarcado de la actuación.

Ejemplos hay para dar y tomar entre las inocentes estrellas creadas por la factoría Disney. Mucho antes que Miley Cyrus, Britney Spears decidió seguir al pie de la letra los pasos de Madonna. De ser una tierna y adolescente que quería llegar virgen al matrimonio, pasó a explotar la sexualidad en sus videoclips y y a escandalizar al mundo con escenas de su vida íntima.

Su hermana, Jamie Lynn, convirtió su embarazo a los 17 años en un circo. Lindsay Lohan, cuya vida disoluta ha dado carnaza a los tabloides un día tras otro, ha rechazado 630.000 euros por posar desnuda para Playboy . Christina Aguilera, ahora mamá orgullosa, no paró de exhibir una sensualidad tan explícita que incluía la exhibición de su ropa interior en sus videoclips. Y Vanessa Hudgens también ha mostrado ya sus armas de mujer. La paradoja surge cuando estas jóvenes estrellas que presumen de una imagen virginal, deciden, ya por sí mismas o aconsejadas por sus asesores, acabar de un plumazo con una intachable reputación y explotan el erotismo.