Nunca antes una pareja real había cumplido tantos años de casados. Por eso, la reina Isabel II de Inglaterra y su marido, el duque Felipe de Edimburgo, celebraron ayer sus bodas de diamante (60 años de matrimonio) con una ceremonia religiosa en la Abadía de Westminster a la que invitaron a más de 2.000 personas. Su hijo mayor, el príncipe Carlos, agasajó a sus padres con una cena en familia.