Se llama Hine y es el coñac preferido de Isabel II. El licor, que no falta en las bodegas de la reina de Inglaterra, es uno de los más cotizados del mundo, ya que la botella más cara puede llegar a costar 6.000 euros. Al hijo mayor de la monarca británica, Carlos, más modesto, le encanta el whisky Bunnahabhain, que vale 275 euros.