"Soy el Anticristo". "Soy la peor amenaza para los chicos después de Hitler", clamaba Johnny Rotten allá por 1977. Su banda, los Sex Pistols, encandilaba a los adolescentes de la época imponiendo el feroz y desafiante estilo punk. Rotten (podrido, en inglés) se había puesto el infecto apodo en honor al estado verdoso de sus dientes. Cantaba por aquel entonces la provocadora versión del Dios salve a la Reina , recibida con tumultos callejeros, mientras el establishment temblaba. O casi. Ahora, 30 años más tarde, aquel anarquista vuelve a ser noticia, por razones impensables en aquellos tiempos ya lejanos. La antigua amenaza nacional es hoy el principal responsable de un aumento vertiginoso de las ventas de una popular mantequilla inglesa.

PERSEGUIDO POR VACAS La firma Dairy Crest eligió al antiguo punk como protagonista de una campaña publicitaria de televisión, que ha logrado aumentar en un 85% las ventas de Country Life. Vestido con un anticuado traje de tweed, en un estilo muy campestre, Rotten, cuyo verdadero nombre es John Lyndon, corretea perseguido por unas vacas, mientras proclama que no compra la mantequilla "porque esté hecha con leche británica", sino "porque es la que mejor sabe". "No se trata de Gran Bretaña, se trata de Gran Mantequilla", afirma, haciendo un juego de palabras entre Great Britain y Great Butter.

Los que se rasgan las vestiduras y le acusan de ser un vendido , olvidan quizá que los Sex Pistols nacieron para hacer publicidad de la tienda Sex, que regentaban en el barrio londinense de Chelsea, por aquel entonces bohemio, quien fuera su mánager, Malcolm McLaren, y la compañera de este, la diseñadora Vivienne Westwood. Sexo y mantequilla, después de todo, pueden perfectamente cocinarse juntos, según la vieja receta de Bernardo Bertolucci en El último tango en París .

Hace tres años, Rotten ya sorprendió a los británicos cuando decidió participar en el reality show Soy una celebridad, sáquenme de aquí . Cumpliendo con las exigencias de su papel se dedicó a soltar insultos a diestro y siniestro y provocar casi un centenar de quejas de los espectadores, para luego terminar marchándose antes de lo previsto. Malhumorado, intempestivo y a veces violento, a lo largo de los años ha demostrado, sin embargo, un olfato afilado para los negocios. Tras dejar los Sex Pistols hizo una fortuna en el mercado inmobiliario de California y ha ganado varios millones más con discos, actuaciones y giras de revival . Rotten tampoco es el primer rebelde del rock que se sube al carro del negocio publicitario. Alice Cooper y el exbeatle Ringo Starr acaban de participar en una campaña de la firma de seguros e inversiones Aviva. Y lo mismo el otrora salvaje Iggy Pop, ahora anunciante de seguros para coches de la firma también británica Swiftcover. Keith Richards, de los Rolling Stones, ha posado con una de sus guitarras para Louis Vuitton. Y esta misma firma difunde con cuentagotas su nueva campaña para la temporadas primavera y verano protagonizada por Madonna.