El juez encargado de la investigación de la muerte de la princesa Diana y su novio, Dodi al Fayed, rechazó ayer la versión de que la pareja hubiera sido asesinada por un complot de los servicios secretos orquestado por el marido de la reina Isabel II, el duque de Edimburgo. En su lectura del sumario de las pruebas presentadas durante los seis meses que ha durado la investigación --que ha costado a los contribuyentes casi nueve millones de euros--, el juez Scott Baker afirmó que "no hay pruebas de que el duque de Edimburgo ordenara la muerte de Diana y no hay pruebas de que los servicios secretos o ninguna otra agencia del Gobierno la organizara". El juez dijo al jurado que en su veredicto debe descartar las suposiciones de Mohamed al Fayed, padre de Dodi y promotor de la tesis de la conspiración.

Al Fayed sostuvo durante su testimonio que Lady Di estaba embarazada de su hijo cuando falleció, y que estos estaban comprometidos. Según Al Fayed, la Casa Real no podía admitir que la madre de un futuro rey se casara y tuviera un hijo con un musulmán. Al Fayed acusó entonces al príncipe Felipe de Edimburgo, al que calificó de "nazi" y "racista", y de organizar una trama en la que estarían involucrados, entre otros, el entonces primer ministro, Tony Blair, el servicio de ambulancias francés y el embajador británico en París.

El juez dio cinco opciones de veredicto al jurado, que se pronunciará esta semana. Entre las posibilidades están el homicidio por imprudencia provocado por los paparazis (perseguían el auto), por el conductor (conducía ebrio e iba demasiado rápido) o por imprudencia de fotógrafos y chófer a la vez.