Sean Connery y su esposa, Micheline, han sido imputados de nuevo por un juzgado de Marbella. En este caso por un delito fiscal de 1,6 millones de euros supuestamente cometido con la venta de unos terrenos por una empresa vinculada al matrimonio. El actor escocés y su mujer fueron imputados anteriormente en un presunto delito urbanístico y por otros de prevaricación y de blanqueo de capitales. En aquella ocasión, la investigación se centraba en la recalificación de una finca que el actor vendió y que acabó convertida en una urbanización de lujo.

De aquella investigación, denominada operación Goldfinger, se han averiguado hechos que determinarán otro delito fiscal. Según el juez, Connery ha cometido un fraude fiscal por valor de 1,6 millones de euros, que prescribirá el 25 de julio, razón por la que el juez ha ordenado que se libre una comisión rogatoria internacional y que se tome declaración en calidad de imputados al actor y a su mujer.