La primavera pasada, muchos se sorprendieron al enterarse de los problemas económicos que estaba atravesando Annie Leibovitz que, para evitar declararse en bancarrota, llegó a empeñar todas sus propiedades y bienes, incluidos los derechos sobre todas sus fotografías, y que aun y así, estuvo a un paso de perderlo todo. Finalmente, en septiembre pasado logró cerrar in extremis un acuerdo con sus acreedores, que le reclamaban casi 17 millones de euros, para que retiraran la demanda en su contra.

Hoy por hoy, las deudas siguen ahogando a la fotógrafa estadounidense, y de hecho se calcula que ahora debe incluso más dinero que hace tres meses, cuando llegó a un acuerdo con Art Capital para extender el crédito y salvar, de momento, su obra. Pero Leibovitz no quiere darse por vencida y está buscando posibilidades para salir airosa del entuerto y olvidarse de los números rojos.

Las propuestas van desde la venta de ediciones limitadas --y a precios elevados-- de muchas de sus mejores fotografías hasta negociaciones más o menos avanzadas con diferentes editoriales para publicar algún libro.

TRAS LA ESTELA DE BOWIE Por probar, ni siquiera ha descartado seguir los pasos de gente como David Bowie, el genio britá- nico que, a finales de los 90, fue el primer artista de renombre en cotizar en la bolsa emitiendo bonos y poniendo como garantía las futuras ventas de sus discos, según cuenta The New York Times .

Dicen de ella que es la fotógrafa mejor pagada de todos los tiempos y ha recibido infinidad de premios. Desde su entorno más cercano reconocen que la artista, que hace dos meses cumplió 60 años, empezó a naufragar tras años de gastos desenfrenados, costosas renovaciones de una de sus casas en el Greenwich Village y de atravesar uno de sus peores momentos, tras la muerte de sus padres y de su pareja de siempre, Susan Sontag.

Trabajo no parece faltarle. Por su objetivo han pasado últimamente desde el matrimonio Obama, inmortalizado en uno de los salones de la Casa Blanca para la foto oficial de la familia presidencial, hasta Hillary Clinton y la polémica Lady Gaga, que aparecen en la última edición de la prestigiosa revista Vogue . Y es que no hay estrella que se precie que no sueñe con posar delante de su objetivo.