Liam Neeson comienza, poco a poco, a recuperarse de la muerte de su mujer, Natasha Richardson, en marzo, que se cayó mientras esquiaba. El actor fue a un partido del Liverpool en abril, en julio se dejó ver en Saint-Tropez y, el martes, regresó a la alfombra roja. El irlandés, de 57 años y con dos hijos de 13 y 12, asistió al preestreno en Nueva York de Five minutes of heaven. Solo puso una condición a los periodistas: no podían preguntarle nada de su vida privada. En el filme, basado en hechos reales, Neeson es un exmiembro de un grupo paramilitar de Irlanda del Norte con remordimientos por sus crímenes.