Se ha contado casi todo sobre la gran actriz y el mito de belleza que fue Audrey Hepburn, pero nunca habían salido a la luz los pedazos más íntimos de la vida de una de las artistas más carismáticas de la historia del cine hasta la publicación de Los tesoros de Audrey Hepburn (Libros Cúpula). No es un libro más con fotos y anécdotas de su vida profesional, sino un verdadero álbum de familia con innumerables recuerdos nunca mostrados e imágenes seleccionadas por su entorno que muestran a una Audrey intimista. De hecho, basta con hojear algunas páginas para comprobar que en realidad es como el álbum familiar que cualquiera tiene en casa.

NUMEROSAS REPRODUCCIONES

En Los tesoros de Audrey, firmado por Ellen Erwin y Jessica Z. Diamond, el lector encontrará 200 fotografías, pero también reproducciones de documentos como el carnet de identidad que utilizó durante la segunda guerra mundial, invitaciones a fiestas selectas, postales como la escrita por el modisto Hubert Givenchy, el contrato para el musical High Button Shoes y cartas de personajes tan célebres como el escritor Truman Capote, autor de Desayuno con diamantes .

A través de sus propias palabras, la actriz se muestra como una mujer alejada del mito, una madre y esposa que desvela sus preferencias, sus debilidades, sus complejos, sus alegrías y sus miedos. Aspectos de su personalidad que pertenecen a la intimidad familiar y que, de algún modo, convierten a la musa de la gran pantalla en un ser terrenal muy cercano, de carne y hueso. Prologado por su hijo, Sean Hepburn Ferrer, fruto de su primer matrimonio con Mel Ferrer, también se incluyen reproducciones de recuerdos guardados en sobres de papel, lo que hace de esta obra un auténtico libro de coleccionista con una cuidada selección de fotografías. "Mi vida ha sido mucho más que un cuento de hadas", dijo Hepburn. Y así lo demuestra este volumen, que desvela pedacitos de la vida de una niña llamada Audrey Kahtleen Ruston (Hepburn fue un nombre artístico) que soñaba con ser bailarina y que supo aprovechar su fama en beneficio de los niños más desfavorecidos como embajadora de Unicef en los últimos años de su vida.