A los 27 años, la exmodelo Marcela Temer, esposa de Michel Temer, el flamante y septuagenario vicepresidente de Brasil, le ha dado, acaso involuntariamente, ese toque de distinción y frivolidad que muchas veces reclama el poder político. Los paparazi no se cansaron de buscarla durante la toma de posesión de Dilma Rousseff, el pasado sábado. Ella llegó a Brasilia vestida con una blusa marrón que dejaba un hombro al descubierto. Alguien dijo que era la Carla Bruni brasileña. "Nada de eso, mi mujer es la madre de mi hijo Michel", contestó el vicepresidente. "En nuestro caso no hay edad, es como si mi marido tuviera 30 años", dijo la exmodelo. Marcela conoció a Temer cuando este era senador por el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), una agrupación de centro con fuerte peso parlamentario. Fue en el 2002, y ella ya tenía sus títulos de Miss Campinas y Miss Paulinia. Un año más tarde se casaron y ella dejó las pasarelas para estudiar Derecho. Dice que se siente comprometida con la política social de Lula, que Rousseff ha jurado continuar.