Messi ha superado el disgusto por la eliminación de Argentina del Mundial de Suráfrica jugando un partido con los niños de Haití, que se recuperan del terremoto que asoló el país el pasado 12 de enero. Antes de reincorporarse a la plantilla del Barça el 31 de julio, el futbolista ha viajado a Haití para realizar la primera visita como embajador de buena voluntad de Unicef. El astro argentino llegó a Puerto Príncipe el pasado miércoles y recorrió Carrefour Aviation, un campamento donde viven 50.000 haitianos que perdieron sus hogares durante el seísmo.

El terremoto, que sacudió la capital haitiana y varias ciudades próximas, causó 300.000 muertos, otros tantos heridos y 1,5 millones de damnificados. En el campamento, el delantero del Barça ha interactuado con niños y niñas que participan en un programa de actividades deportivas gestionado por el Comité Olímpico de Haití y apoyado por Unicef.

Messi fue recibido con expectación por los damnificados. Todos querían estar con él, y el deportista no dudó en posar con todos los que se lo pedían. El futbolista llegó a la capital caribeña para "hacer uso de su fama para ayudar a los niños y niñas más vulnerables del mundo", según ha indicado en un comunicado la organización.

Messi ha aprovechado el viaje para visitar a los miembros del contingente argentino de la Misión de Estabilización de Naciones Unidas en Haití. En la sede de las tropas de su país ha sido informado de la labor del hospital de campaña argentino.

Tras volver de Suráfrica y antes de viajar a Haití, la estrella del Barça pasó unos días de descanso en Río de Janeiro junto a su novia, Antonella Rocuzzo.