El tenor español Plácido Domingo fue homenajeado hoy en la capital mexicana con el desvelado de una estatua suya en bronce, fundida a partir de llaves donadas por la población, y ubicada en la Plaza de los Grandes Valores.

El reconocimiento al artista llega como recuerdo a la trayectoria musical de Domingo y a su labor altruista, especialmente su participación en el rescate de las víctimas del terremoto que sacudió la metrópoli en 1985 y que dejó 6.000 muertos, de acuerdo a fuentes oficiales, y hasta 35.000 víctimas mortales, según organizaciones civiles de damnificados.

El tenor quiso dedicar la estatua a todos los "héroes" que ayudaron a la ciudad a recuperarse del desastre.

"Me gustaría que se ponga una inscripción dedicada para uno de esos héroes, que fue mi primo, Agustín García, que, por salvar a su pequeñito, se quedó con él, con mi sobrino y con mi tío, y una tía", recordó, emocionado, Domingo.

La pieza, obra de la escultora mexicana Alejandra Zúñiga, pesa unos 300 kilogramos, mide casi dos metros y es parte del proyecto "Grandes valores", con el que la Institución del mismo nombre quiere reconocer a artistas que promueven cualidades positivas.

El jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, bromeó con que no le podía dar a Domingo las llaves de la ciudad, como se hace con los jefes de Estado, porque ya las lleva consigo, en referencia a la materia prima de la estatua.

En el evento, Domingo estuvo acompañado por su hijo Álvaro, que es también su representante. El tenor, una de las figuras más reconocidas de la opera internacional, nació en Madrid en 1941, pero emigró con sus padres a México a la edad de ocho años.

Allí, estudió solfeo y piano con el maestro Manuel Barajas y a los 14 años entró en el Conservatorio Nacional de Música.

En 1957, con dieciséis años, intervino como barítono con la zarzuela "Gigantes y cabezudos", de Manuel Fernández Caballero, en la compañía de sus padres, y tres años después entró en la Compañía Nacional de Ópera de México.

Su debut tuvo lugar el 12 de mayo de 1959 en el Teatro Degollado de Guadalajara (oeste de México), cuando interpretó a Pascual en la Ópera "Marina", del compositor español Juan Emilio Arrieta.