Las grandes divas de Hollywood jamás permiten que se empañe su imagen. A los 101 años, Olivia de Havilland, ha presentado una denuncia en los tribunales de Estados Unidos contra los productores de un drama en TV, que en su opinión proyecta una imagen injusta. A la inolvidable Melania de 'Lo que el viento se llevó' no le ha gustado absolutamente nada la caracterización que la actriz Catherine Zeta-Jones ha hecho de ella en una serie dramática para televisión titulada 'Feud: Bette and Joan'.

La historia gira en realidad sobre el enfrentamiento a muerte de dos monstruos sagrados de la época dorada del cine, Bette Davis y Joan Crawford. La primera es interpretada por Susan Sarandon y la segunda por Jessica Lange, en un divertido duelo basado en hechos reales.

La presencia de Olivia es muy secundaria, pero la demandante alega que el productor, Ryan Murphy, nunca le pidió permiso para usar su “nombre e identidad”, en la serie que recientemente puso en antena el canal 2 de la BBC. El Tribunal de Apelaciones de California deberá decidir a finales de este mes si la gran actriz, ganadora en los años 40 de dos Oscar a la mejor actriz, puede seguir adelante con la querella.

Faltona y chismosa

Olivia, de origen británico, aunque criada en California y residente desde 1956 en París, era amiga de Davis en la vida real. Ella misma también mantuvo una rivalidad enfermiza y destructora con su hermana menor, la actriz Joan Fontaine. Olivia afirma que le picó la curiosidad el saber cómo se iba a mostrar a su amiga Bette Davis, pero se quedó muy sorprendida cuando unos amigos le advirtieron de que ella misma aparecía en el drama. “Cuando he sabido que el personaje de Olivia de Havilland llamaba a mi hermana “Puta” (bitch) y chismorreaba sobre la relación, personal y privada entre Bette Davis y Joan Crawford me he sentido profundamente ofendida”, ha declarado la centenaria estrella a 'The New York Times'. Dolida, considera que en la serie la pintan como una hipócrita, “con la imagen pública de ser una ladi y ser en privado una vulgar chismosa”. El retrato daña su bien ganada reputación por, “honestidad, integridad y buenas maneras”.

Precedente peligroso

Lo que le ha sentado especialmente mal, según ha hecho saber, es una escena en la serie, durante la noche de los Oscar, cuando la tensión era máxima, en la que durante una entrevista afirma que le hubiera gustado ver a Davis y Crawford pelearse como un par de gatas por la estatuilla. Olivia, que goza de la distinción de Dama del Imperio Británico que le concedió a reina Isabel II hace tan solo un año, afirma que jamás concedió esa entrevista.

Tantas libertades con su persona le han llevado a tomar medidas legales, que pueden tener importantes repercusiones para la industria de series y películas. De ganar el proceso se sentaría un precedente peligroso para los productores, que podrían tener que abandonar el uso de personajes en series y filmes basados en personajes vivos sin obtener su previo consentimiento. Los abogados de la actriz señalan que al menos debía haber sido consultada.