El histrionismo que acompaña últimamente a Andrés Pajares estuvo a punto, ayer, de costarle un serio disgusto. En un estado anímico bastante alterado, se presentó a las 12.45 horas en el despacho de abogados de Madrid que le lleva sus asuntos fiscales y con una pistola, que luego resultó simulada, amenazó a los empleados. Estos avisaron a la policía, que detuvo al actor. Pajares, que acaba de cumplir 68 años, se presentó disfrazado con una chaqueta oscura, una gorra y un bigote postizo en el despacho de abogados. Llamó a la puerta, dijo que era un mensajero y que necesitaba ir al baño.

A continuación, roció con un espray antiviolación a una empleada y con la culata de un arma golpeó a una abogada, su asesora en asuntos fiscales.