Las malas compañías condujeron a Isabel Pantoja a los tribunales, y su azarosa vida la lleva ahora a la Universidad. La folclórica, un ejemplo de mujer racial para algunos, protagoniza estos días un taller organizado por la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) en Sevilla, en el que, junto a seminarios y conferencias, se analiza la construcción de la identidad de género y la identidad sexual, tomando a Pantoja como modelo de feminidad.

El taller de pantojismo se enmarca en el ciclo Crítica queer. Narrativas disidentes e invención de subjetividad y está alentado por el movimiento teórico y filosófico del mismo nombre surgido en los 90 en EEUU. Su objetivo es hacer una revisión de los modelos sexuales dominantes en la narrativa y relacionarlos con otras narrativas minoritarias, como la feminista y la homosexual, para concluir que ambas forman parte de "un único y mismo dispositivo complejo de producción de identidades", según señala la directora del seminario, Beatriz Preciado.

Preciado, profesora en Francia y España y responsable del taller Tecnologías del Género en el Programa de Estudios Independientes del Macba en Barcelona, explica que los modelos sexuales, cuyas conductas "no son naturales sino aprendidos e incorporados", se pueden encontrar tanto en la literatura de Proust, "tendente a la homofobia", como en el folclore español representado por la Pantoja.

En este caso, el colectivo ExDones --responsable del taller-- trata de dar una "vuelta de tuerca" más a esos modelos. "Hay hombres que se performan de mujer y, por el contrario, mujeres que interpretan la masculinidad. Y, ahora, encontramos mujeres que interpretan esa feminidad excesiva". Un equivalente al macho racial que podemos encontrar en Curro Jiménez, y del que, según los organizadores, se puede sacar un provecho estético "determinando esas características femeninas, que se presupone que todas las mujeres deben conocer, y llevándolas al extremo".

"El pantojismo te permitirá reconciliarte con tu heroína de culebrón a través de la recreación paródica de lo peor que has hecho, que te hicieron o que deseaste hacer", afirman en la presentación de su performance el grupo artístico ExDones, que se autodefine como "un intento de regresar al activismo feminista desde un discurso cuestionador de género, sin atrincherarse en él".

El término pantojismo se eligió porque la cantante ha representado en los últimos años ese mito femenino, "tal vez exagerado y promovido por los medios de mujer víctima". Pero no se trata de un taller sobre la artista sino sobre la "dimensión cultural de ese personaje de víctima".