Pese a la mala racha que atraviesa en el terreno personal, Paul McCartney hizo gala ayer en París de buen humor y de una envidiable forma física tras haber cumplido los 65 años. El exbeatle quiso demostrar que su separación de Heather Mills no afecta a su carrera, que sigue viento en popa ahora con la presentación de su último álbum, Memory almost full .

En el teatro Olympia de París, donde dio ayer uno de los escasos y restringidos conciertos de presentación de su último trabajo, recibió sentado al piano al centenar de periodistas de toda Europa que acudieron al evento. Dentro de dos días acabará esta minigira en Londres. Tras tocar Let it be y una versión de Lady Madonna , McCartney bromeó con la prensa filmando a los periodistas con una cámara. Pero quedó claro que con el divorcio no se juega. "McCartney solo aceptará preguntas que sean de carácter artístico", dijo su presentador.

McCartney se mostró muy satisfecho de pisar el Olympia, donde tocó con los Beatles en 1964. Ayer volvió más como beatle que como el McCartney que ha intentado escapar a la sombra del grupo. "Al principio me preocupaba que los Beatles lo taparan todo, pero ahora toco mucho sus canciones. Estoy muy orgulloso", admitió.