La alarmante pérdida de peso, la faz cadavérica y el aspecto demacrado de Paul Newman ya dispararon las alarmas a principios de año, aunque entonces su agente, Jeff Sanderson, desmintió que el actor se enfrentara a un cáncer terminal. Medio año después la temida noticia se ha confirmado. Tras unos meses sometido a un tratamiento de quimioterapia, el diagnóstico médico no tiene nada de tranquilizante: su esperanza de vida apenas alcanza unas semanas.

Newman, a sus 83 años, ha decidido huir del deprimente entorno hospitalario y ha pedido a su familia que le dejen morir tranquilo en casa. Su único deseo en estos momentos tan difíciles es estar al lado de sus seres queridos. Hace pocos días abandonó en silla de ruedas el Weill Cornell Medical Centre de Nueva York, donde ha intentado vencer el cáncer de pulmón apoyado por su mujer, Joanne Woodward, y por sus cuatro hijas, una de ellas fruto de su primer matrimonio. Su único hijo, Scott, falleció trágicamente en 1978 a causa de una sobredosis.

TENSIONES POR LA HERENCIA "Paul no quiere morir en la frialdad de una sala de un hospital y Joanne y sus hijas le han apoyado", afirma una persona cercana a la familia al rotativo británico Daily Mail . Según esta misma fuente, Newman cree que éste era el mejor momento de regresar a su hogar, tras haber dejado arreglados todos sus asuntos. Malas lenguas afirman que ya hubo discusiones entre sus hijas en torno a la herencia de su enorme fortuna cuando el mito de Hollywood decidió regalar su cotizado Ferrari de competición con el número 82 a un viejo amigo. El ganador del Oscar por El color del dinero anunció en mayo del 2007 que ya no se veía capaz de trabajar como actor.

"Empiezas a perder la memoria, empiezas a perder la confianza, empiezas a perder la capacidad de invención", declaró en una entrevista en la cadena ABC. "Ya no puedo trabajar a mi nivel óptimo. Lo añoraría si estuviera listo para rodar y no me llegara ninguna oferta". Este fue la primera señal de que algo no iba bien. El junio, los rumores sobre su grave estado se dispararon cuando abandonó la dirección de la obra de teatro Ratones y hombres , argumentando motivos de salud. Fue entonces cuando Los Angeles Times informó que el intérprete, fumador empedernido tiempo atrás, se desplazaba habitualmente a un centro especializado en cáncer.