Una treintena de perlas que pertenecieron a la reina María Antonieta (1755-1793), y que escaparon al expolio de la Revolución Francesa (1789-1799) gracias a la esposa del embajador británico de la época, se subastarán el próximo 12 de diciembre en la firma Christie's en Londres. Estas joyas, que han pertenecido durante más de dos siglos a la misma familia y que nunca han sido puestas en venta, salen ahora a subasta como parte de un collar de diamantes y rubíes elaborado en 1849 con motivo de la boda del nieto del diplomático George Leveson-Gower, conde de Sutherland.

Los responsables de la casa de subastas esperan que este collar, actualmente propiedad de un aristócrata, según Christie's, y que luce unas perlas que datan de 1780, se venda por unas 400.000 libras (814.000 dólares/612.000 euros). "Es un hecho excepcional el que se puedan ofrecer en una subasta joyas que pertenecieron a María Antonieta y que nunca antes habían estado en venta", afirma Raymond Sancroft-Baker, director de la división de joyería de Christie's en Londres.

"La historia que se esconde detrás de las perlas y su incorporación a este collar para la boda de la familia Sutherland-Leveson-Gower en 1849 supone un añadido más a lo fascinante" de este objeto, añade. María Antonieta, que murió en la guillotina en agosto de 1793, meses después de que su esposo, Luis XVI, fuera "ajusticiado" tras ser acusado de traición, entregó las perlas a la esposa del embajador, Elizabeth Leveson-Gower, para que ésta las conservara y guardara de los revolucionarios.

La condesa de Sutherland consiguió llevárselas al Reino Unido en agosto de 1792, pues disfrutaba de inmunidad diplomática. El collar lo forman 21 perlas grises naturales que cuelgan de un cordón de diamantes entrelazado con otro de rubíes en el que están incrustadas el resto de joyas de María Antonieta.