Inger Nilsson no estaría muy contenta con este titular. Lleva décadas insistiendo en que ella no es Pippi, el personaje infantil más subversivo de la historia de la televisión (Shin Chan es un aprendiz a su lado), pero si alguien recuerda que hoy cumple 50 años es por este papel.

La actriz nació en el pueblo de Kisa, en el sur de Suecia, y tenía 9 años cuando sus padres mandaron una foto a la productora que buscaba a una niña para protagonizar una serie de televisión basada en el libro de Astrid Lindgren Pippi Langstrump (Pippi Calzaslargas en España).

Inger ni siquiera se acordaba de haber leído el libro y nunca había viajado a la capital, Estocolmo, cuando la llamaron para empezar a rodar. Durante todo el verano de 1968, trabajó de sol a sol. "No recuerdo que tuviéramos un solo día libre --comentó en una entrevista a un diario alemán--. Hoy en día hay normas que prohíben que los niños hagan este tipo de trabajo". Jamás pudo recuperarse de la popularidad de su personaje.

A pesar de sus dotes dramáticas, nunca le ofrecieron un papel distinto y tampoco se benefició de las extraordinarias ganancias obtenidas por la venta de los derechos de emisión de la serie televisiva a medio mundo.

Hasta el día de hoy, sigue trabajando como secretaria en un hospital sueco y probablemente ya no recuerde el nombre completo de su personaje, Pipilotta Victualia Rogaldina Chocominza, hija de Efraim Langstrump.