Arribista, tramposo, oportunista, mentiroso, comisionista... De todo se había acusado a Ramón Calderón Ramos, presidente del Real Madrid, desde su acceso a la presidencia del club blanco. De todo menos de narcotraficante, algo de lo que ayer llegó a ser sospechoso a su llegada al aeropuerto JFK de Nueva York, donde fue retenido cerca de dos horas a causa de la coincidencia de uno de sus apellidos con el de un peligroso delincuente reclamado por la policía estadounidense.

El malentendido se produjo cuando un funcionario de Inmigración constató que los apellidos del dirigente madridista, escritos con el orden invertido en la tarjeta de embarque, figuraban como el nombre de un delincuente en la lista de indeseables de EEUU. Su esposa, María Teresa Galán, había pasado el control sin problemas y telefoneó al ministro del Interior español, Alfredo Pérez Rubalcaba, amigo de la familia, para solicitar su intervención.

CENA CON PLACIDO DOMINGO También se movilizó el club, con "algunas gestiones ante los ministerios de Asuntos Exteriores e Interior para tratar de acelerar la solución del problema suscitado", según la nota publicada en la web del Madrid. Mientras la diplomacia española se ponía en marcha, el error fue subsanado y Ramón Calderón pudo finalmente entrar en Nueva York. Habían pasado cerca de dos horas y el matrimonio se perdió la ópera Romeo y Julieta en el Metropolitan a la que tenían previsto asistir. Sin embargo, la pareja sí pudo cenar sin problemas con el tenor Plácido Domingo, amigo, madridista de pro y director de la obra.

Calderón quitó importancia al incidente y lo calificó como un trámite sin más. "Todos los que vienen a Estados Unidos saben que hay controles muy rígidos. Tardó cerca de dos horas en aclararse, pero ni siquiera puede calificarse de retención. Hay que tener en cuenta que aquí estrellaron dos aviones contra los edificios más emblemáticos de la ciudad", declaró a Cuatro.

MAS DE TREINTA AFECTADOS El dirigente blanco informó, además, de que no fue el único, sino que había más de 30 personas en la misma situación. "Afortunadamente, y aunque algunos de mis enemigos hubiesen deseado lo contrario, todo se solucionó sin mayor problema. En todo momento fueron educados y amables conmigo", añadió Ramón Calderón, que nunca había pasado por algo parecido, pese a que viaja con cierta frecuencia a Estados Unidos, tanto en calidad de presidente del club blanco como por motivos particulares, como era el caso en esta última ocasión.