Pasa a la página siguiente

Elena de Borbón y su marido, Jaime de Marichalar, ya no viven juntos en el ático de 500 metros cuadrados que él compró en el lujoso barrio madrileño de Salamanca. Doce años después de casarse, y tras una larga crisis, la pareja ha decido separarse, una resolución que remata un año complicado para la Monarquía. A la polémica viñeta publicada en El Jueves (donde se veía a los Príncipes practicando sexo), se han sumado otros conflictos como la campaña de la COPE para desprestigiar a Juan Carlos, la quema de fotos de los soberanos a manos de jóvenes radicales, la controvertida visita a Ceuta y Melilla y el exabrupto que el Rey soltó al presidente venezolano, Hugo Chávez.

Con la separación de Elena y Jaime, los Borbones se zambullen en el mundo de los mortales. Es algo que ya han hecho otros matrimonios reales mal avenidos en Dinamarca, Inglaterra y Holanda. A pesar de ser algo inédito en la familia real española, la noticia no causó demasiadas sorpresas. Las desavenencias entre los duques de Lugo eran de sobra conocidas. La pareja tiene a sus espaldas 12 años de vida en común y dos hijos de 9 y 7 años.

Ayer, a primera hora de la tarde, la Zarzuela confirmó lo que no había querido corroborar a principios de septiembre, cuando la periodista María Teresa Campos insinuó en Punto Radio la inminente separación de la hija mayor del Rey. Ante semejante noticia, la respuesta de la Casa del Rey fue tajante: "No tenemos ni un solo dato que avale esa noticia". Ayer, fuentes del entorno de la Zarzuela dieron marcha atrás y confirmaron los hechos. Eso sí, lo hicieron sin un comunicado oficial y sin nombrar la palabra separación ni divorcio. Se limitaron a hablar del "cese temporal de la convivencia". Con esa eufemística frase dejaron la puerta abierta a una eventual reconciliación en el futuro.

NO HAY SEPARACION LEGAL De hecho, las mismas fuentes sostuvieron que ni Elena ni Jaime --que se dijeron sí quiero en Sevilla el 18 de marzo de 1995-- se plantean separarse legalmente. "En ese caso habría abogados de por medio y no los hay", comentaron. Con independencia de lo que ocurra en el futuro, lo cierto es que Elena ha decidido hacer las maletas, coger a sus dos hijos y abandonar el ático de 500 metros cuadrados que Marichalar compró hace años gracias a una herencia familiar en pleno barrio de Salamanca, el más lujoso de la capital.

Ayer, varias decenas de periodistas se agolparon en la entrada del edificio con el objetivo de captar alguna imagen de los duques. Fue un vano intento porque el único movimiento que se produjo fue el de varios guardaespaldas.

OTRA PREOCUPACION MAS La separación de su ojito derecho se convierte en una preocupación más para Juan Carlos, que no vive su mejor momento. En el reciente viaje que realizaron los Reyes a Ceuta, se pudo ver al Monarca con gestos de malhumor. Días después, en la cumbre iberoamericana celebrada en Santiago de Chile, se mostró muy nervioso y acabó soltando el ya famosísimo exabrupto al presidente venezolano, Hugo Chávez, a quien gritó en público en plena cumbre: "¡Por qué no te callas!".

Ambas situaciones, las vividas en Ceuta y la de Chile, parecen responder a la reacción propia de un padre preocupado por el futuro de su hija mayor.

A Juan Carlos, sin embargo, su yerno no le causa tantos quebraderos de cabeza. En los últimos tiempos, Jaime de Marichalar no ha sido santo de la devoción del Monarca. Entre otros motivos, por su estilo de vida y la pasión desmedida que Marichalar siente por el lujo. El duque de Lugo está especialmente atraído por la moda y los coches.

A raíz del infarto cerebral que sufrió Marichalar en el año 2001, la infanta Elena y su marido se distanciaron de un modo notable. El duque, que estuvo muy grave tras el ictus, tuvo una voluntad increíble por recuperarse. De hecho, gracias a su esfuerzo, ha conseguido caminar y hablar con cierta normalidad.

´EL DUQUE DE LUJO´ Una vez recuperado físicamente, Jaime de Marichalar optó por vivir a lo grande. Incluso se ganó un malicioso apodo por parte de los medios de comunicación: el duque del lujo. Es bastante frecuente ver al todavía yerno de los Reyes pasear por las tiendas más exclusivas de Madrid.

Sin embargo, la infanta tiene un estilo de vida mucho más ordenado, así que la convivencia comenzó a resultar muy complicada para la pareja. Este verano, cuando los rumores de crisis aumentaban, Marichalar decidió irse a Mallorca, donde se le pudo ver comprando en las mejores tiendas de la isla. Mientras tanto, su mujer optó por irse de viaje a Croacia con su hermana Cristina. La reconciliación entre el matrimonio es, de momento, una incógnita.