De Egipto a Jordania, de Luxor a Petra, con dos breves paradas para asuntos de trabajo en El Cairo, por Navidad, y en Aqaba, el viernes pasado, donde se entrevistó con su anfitrión el rey Abdalá II de Jordania. Y siempre con la exmodelo Carla Bruni.

A Nicolas Sarkozy no parece que le hayan afectado las críticas recibidas por el exhibicionismo de su vida personal, y ayer volvió a reaparecer con su nueva pareja durante una visita turística a la monumental ciudad jordana que fue declarada una de las nuevas maravillas del mundo.

Como ya es habitual, decenas de fotógrafos y numerosos guardaespaldas acompañaron a la pareja en el recorrido por las ruinas. Y como sucedió en Egipto, se les vio acompañados por el hijo de uno de ellos, en este caso, Aurelien, de seis años, fruto de una relación anterior de Bruni.

El niño fue llevado a hombros de su madre y del presidente de la República francesa, e intentó seguir su ejemplo con unas gafas de sol y subiéndose la capucha para pasar desapercibido. Pero al final todos sus intentos fueron en vano. Nicolas, el amigo de mamá, firmó numerosos autógrafos a los turistas de Petra.