Pegar a un fotógrafo tiene un alto precio. Esto es lo que le ha ocurrido a Sean Penn (foto), que pateó varias veces el pasado octubre a un paparazi rompiéndole de paso la cámara. El incidente ha supuesto que un juez de Los Angeles le haya condenado a 300 horas de servicios comunitarios, 36 sesiones psicológicas para manejar su ira y tres años de libertad condicional. El actor no ha decidido apelar, pues prefiere no interrumpir las labores humanitarias en Haití. "Prolongar este asunto no le interesa ya que le distraería de sus compromisos", ha argumentado su abogado.