La separación de los Duques de Lugo, anunciada hoy, no es la primera ruptura matrimonial en la historia de la Familia Real española, que ha protagonizado ya otras cuatro desde principios del siglo XX, y menos entre las casas reales europeas, donde los divorcios son frecuentes. El primer caso de ruptura de un matrimonio real tuvo lugar en 1900, cuando la infanta Eulalia, hija de Isabel II y de Francisco de Asís, se divorció de su primo hermano Antonio María de Orleans, hijo de los Duques de Montpensier, causando un escándalo para la época. Ya en 1933, el primogénito de Alfonso XIII, Don Alfonso de Borbón y Battemberg, se divorció de Doña Edelmira Sampedro-Ocejo y Robato, a pesar de que el matrimonio le había supuesto apartarse de la línea sucesoria. Ese mismo año Don Alfonso de Borbón y Battemberg contrajo un nuevo matrimonio, esta vez con Doña Marta Rocarfor, y Altazarra, pero se volvió a divorciar poco antes de su muerte, en 1938. Por último, en 1939 el Infante Jaime, hermano del Conde de Barcelona, Don Juan de Borbón, padre del Rey, se separó de su esposa, Emmanuela Dampierre. Desde entonces la Familia Real española no se había visto envuelta en ninguna otra ruptura matrimonial hasta hoy, cuando los Duques de Lugo han anunciado una "separación temporal" tras doce años de vida en común. En las monarquías europeas tampoco son novedosas las separaciones de los matrimonios reales. La más sonada fue el divorcio de la princesa Diana del príncipe de Gales, aunque también los dos hermanos de Carlos de Inglaterra, Andrés y Ana, y los príncipes de Dinamarca, Joaquín y Alexandra, hicieron públicas sus desavenencias conyugales.