Slumdog Millionaire, la película del director británico Danny Boyle ambientada en los suburbios de Bombay, no deja indiferente a nadie. Ni a los críticos ni a los jurados de premios como los Globos de Oro (que le dieron cuatro galardones) y los Oscar, que la han ensalzado con 10 candidaturas como una de las cintas de la temporada. Ni mucho menos a sus protagonistas.

Rafiq Qureshi, cuya hija de 7 años, Rubina, tiene un papel en la película y ha quedado tan fascinada que quiere hacer carrera en Bollywood como su ídolo Preity Zinta, ha explicado en la televisión india que la productora británica Celador Films ha hecho más por los niños que participan en Slumdog Millionaire que los propios padres: "Cualquier cosa que un padre pudiera hacer, ellos han hecho mucho más". El director, Danny Boyle, y el productor, Christian Colson, explicaron que les pagan un salario tres veces superior a la media en India y además han garantizado la escolarización de los niños hasta los 18 años, les cubren los costes de necesidades básicas como la asistencia médica y les facilitarán una suma de dinero cuando acaben sus estudios.

"Intentamos trazar un plan que fuera más allá de lo inmediato, un beneficio para los niños a largo plazo. Si tenemos que darles algo a cambio, que les beneficie a lo largo de toda su vida", explicó Boyle, que está lidiando con las críticas de quienes dicen que frivoliza con la pobreza.