Barbra Streisand se ha convertido en una gran embajadora en Estados Unidos del bar de tapas Inòpia de Barcelona. En su nuevo DVD, One night only, alaba su cocina y explica una curiosa anécdota relacionada con el establecimiento español. La artista acaba de editar su último disco (Love is the answer, producido por Diana Krall), que presentó el 26 de septiembre del año pasado en una actuación en el diminuto Village Vanguard, donde actuó en sus inicios. Este concierto, que acaba de ser editado en DVD, estaba reservado a 123 personas, la exigua capacidad del local. Asistieron amigos como el matrimonio Clinton y actrices como Sarah Jessica Parker y Nicole Kidman. Pero también quiso contar con el apoyo de fans de todo el mundo a los que convocó en un concurso.

Cuando el recital llegaba a su fin, Streisand agradeció la presencia de sus incondicionales y repasó los países de los que provenían. En el momento en el que citó a España tuvo un súbito recuerdo para el local y explicó que se lo recomendó a Madeleine Albright, secretaria de Estado durante la administración Clinton, y le comentó "diles que te pongan lo mismo que a mí". La política la llamó días después desde el local muy satisfecha.

Joan Martínez, propietario del bar, recuerda que Streisand visitó el Inòpia en septiembre pasado junto a su marido, el actor James Brolin, y unos amigos. Les explicó que Gwyneth Paltrow le había hablado muy bien de ellos y que aprovechaba que estaba haciendo una ruta gastronómica por España e Italia para acudir a su local. Durante esos días conoció San Sebastián y comió en Arzak, vio el museo Guggenheim de Bilbao y, durante su estancia en Barcelona, fue de compras por el paseo de Gràcia. Martínez recuerda que abrieron el restaurante expresamente para ellos aquel mediodía. La directora de Yentl se mostró "muy amable, agradecida y acabó entregada". "Adoraba la frescura de los productos y valoraba que respetaran mucho los sabores. Alucinaba con el aceite de oliva, la verdura y las ensaladas", añade.

Más accidentada fue la visita de Madeleine Albright. Su secretaria reservó mesa un sábado por la tarde para asistir esa misma noche, pero no tenían mesas libres. "Llegó después de las 8 y quería cenar, tuviera reserva o no. No sabíamos quién era y cuando llegó lo único que pudimos hacer fue acomodarla en un taburete. Pero nos impresionó ver el desfile de guardaespaldas acompañando a una mujer de 80 años que viajaba en limusina. La buscamos en internet y descubrimos su identidad mientras su asistente insistía en buscarle un lugar más cómodo", explica Martínez.

La única solución fue cederle una mesa reservada con la condición de que a las 9 y media la dejara libre. Albright se pasó la cena preguntando la hora, pero ello no impidió que disfrutara del ágape y que hasta tuviera tiempo para llamar a Streisand.