Carmen Cervera mandó investigar a su nuera, Blanca Cuesta, ante la sospecha de que estaba dilapidando la fortuna de su hijo Borja y de que se había enriquecido a costa de él. Este y otros secretos de la vida de Tita Cervera se desvelan en el libro Carmen Cervera. La baronesa, de Teo Lozano y Goya Ruiz (Temas de Hoy), una biografía no autorizada que revela datos desconocidos de la vida de la baronesa Thyssen.

Los autores cuentan que Tita Cervera ha hecho con su nuera lo mismo que los hijos del barón hicieron con ella. En pleno enfrentamiento por el reparto de la herencia, "Francesca, la hija mayor del barón, recurrió a unos detectives para que investigarán a la mujer de su padre, tratando de buscar informes que la pusieran contra las cuerdas", explica Goya Ruiz.

En aquella ocasión, los detectives elaboraron un dosier de 50 páginas que concluía que Tita Cervera había multiplicado su patrimonio desde que conoció al barón: una mansión en La Moraleja; una casa en Marbella; un piso de 500 metros cuadrados en Barcelona; dos parcelas junto a la casa de Mas Mañanas, de Sant Feliu de Guíxols (Girona); la torre heredada de Lex Barker. A todo ello había que sumar inversiones en un hólding y en compañías y sociedades.

Los investigadores descubrieron que la baronesa tenía parte de su patrimonio en cuentas, en Vaduz, capital de Liechtenstein, paraíso fiscal. Y otro dato: su íntima relación con Javier Báñez, el profesor de kárate de su hijo. "Tita Cervera regaló a Báñez 100 millones de pesetas para ayudarle a pagar su divorcio", revela Teo Lozano. El informe fue usado porque se llegó a un acuerdo en el reparto de la herencia.

LA VIDA OCIOSA DEL HIJO La historia se ha repetido con Blanca Cuesta, la mujer de Borja. Según Goya Ruiz, a Tita Cervera no le gustaba Blanca porque había cambiado a su hijo. "Ella había diseñado un futuro bien distinto para su hijo: quería que fuera responsable del legado artístico de su padre adoptivo y que aumentara su propia colección, pero Borja cambió los museos por la vida ociosa, de lo que culpa a Blanca", dice la autora.

Como en su caso, los detectives descubrieron que Blanca disponía de un patrimonio que no podía haber salido de su trabajo de modelo y como auxiliar de clínica. Al igual que Heini Thyssen hiciera con Tita, Borja también colmó de regalos a su novia: casas, un Porsche, joyas y un móvil de un millón de pesetas. Tita agotó los recursos para impedir la boda de su hijo. No lo logró, Borja y Blanca se casaron y han sido padres de un niño. La baronesa no fue a la boda, pero sí visitó a su nieto, aunque, según sus declaraciones, nada ha cambiado entre ella y Blanca.