Dosis de rigor y unas gotas de paripé. Un cóctel necesario para que el premio de moda con mayor dotación económica del mundo revierta en promoción de la empresa que lo concede, la multinacional española Mango. En el jurado, miembros de las cinco escuelas de moda más prestigiosas de Europa y, como presidente con voto decisivo, Valentino, el modisto retirado que decidió que los 300.000 euros del galardón vayan al tándem formado por la italiana Sandrina Fasoli, de 30 años, y el belga Michaël Marson, de 28. La firma (llamada como la joven) está en Bruselas y se impusó a otros nueve finalistas en un certamen que premió el talento emergente.

Valentino lo tuvo claro en cuanto entró el día antes en la Casa Llotja de Mar de Barcelona para ver el trabajo de los finalistas. "Me emocioné al ver la colección de los ganadores. El dinero del premio les permitirá empezar una magnífica carrera sin hacer concesiones ni sentirse obligados a trabajar para alguien que no les guste", dijo ayer el diseñador. Junto al él, se sentó el presidente de Mango, Isak Andic, los representantes de las escuelas de moda y personajes de la farándula como Nati Abascal y Liz Hurley.